Alcalá de Henares: cuando Dios te susurra con música

Alcalá de Henares: cuando Dios te susurra con música

Alcalá. Dos sesiones. Casi 2500 personas…. Todos escucharon los mismos diálogos, las mismas canciones, los mismos acordes…

El auditorio debía de estar repleto de Ángeles de la Guarda, subiendo y bajando del cielo, atareados llevando mensajes… Porque cada uno recibió un susurro de Dios personal.

Para Jesús no fueron las mismas canciones, sino la canción que te canta sólo a ti. No fueron los mismos diálogos, sino ese momento de tu pequeña vida que a Él tanto le importa. No fueron los mismos acordes, sino la música que, aunque sólo tú existieras, Él habría inventando para ti.

Y, en el centro, Él, que nos ha puesto en marcha desde Cuenca y que a tantos (desde Ávila, desde Madrid, o desde algún rincón de Toledo) los ha llamado, porque Él ha querido.

En Alcalá hemos vuelto a ser instrumentos de Jesús. Podemos dar gracias y estar alegres porque ha estado grande con nosotros. Porque nos hemos fijado bien y sí, se veía el cielo abierto y mensajeros de Dios, que a cada uno llama por su nombre, subiendo y bajando.

Porque, en Alcalá, Jesús nos ha amado a través de vosotros. Y a vosotros os ha acariciado con nuestras manos, nuestras voces y nuestras sonrisas.

Gracias a Él. Gracias a vosotros.

Con la música a otra parte…

Con la música a otra parte…

La visita al Papa Francisco en Roma ha sido un regalo para nuestros seminaristas, pero no el único ni el último. La Belleza, como el Bien, se expande… ¡Así que ahí estaba esperándonos el piano del Aeropuerto Leonardo da Vinci, en Fiumicino!

Un compositor y un intérprete… y un piano… ¿Qué crean los tres juntos? ¡Un inolvidable momento! Tanto nuestros seminaristas originales (sí, este musical es 100% seminario…) como el público que se acercó, atraído por la canción ¿Quién decide quiénes somos? disfrutaron de una interpretación atrevida y espontánea que elevó corazones a Jesús por el camino de la Belleza…

¡Disfruta de esta auténtica experiencia en 360⁰!

¿Quién decide quiénes somos?

¿Quién decide quiénes somos?

Dentro del marco de la visita y audiencia de los seminaristas de la provincia eclesiástica de Toledo con el Santo Padre Francisco, entre los que se encuentran nuestros seminaristas de @semicuenca del @obispadocuenca, nuestro protagonista @jorgemora_3 ha tenido la suerte y la oportunidad de poder interpretar la canción de nuestro musical Y yo, ¿podré ser?, la cual tiene un mensaje profundamente vocacional, acompañado del resto de seminaristas.

Jorge ha aprovechado para entregarle al Santo Padre el dossier y un pendrive con todas las canciones del musical.

El Papa, en un tono bromista, le ha preguntado a Jorge si tenía claro que quería ser sacerdote o una estrella de la música, ya que se ha quedado impresionado con la actuación 🎙️😊.

Jorge, muy convencido, ha respondido que él tiene claro que quiere ser sacerdote 😇.

¡Todo el elenco hemos sentido la bendición del Papa y tenemos un impulso más para seguir con nuestra tarea evangelizadora allá donde se nos llame!

«¿Quién decide quiénes somos?» La vocación es un diálogo, no una simple respuesta… Es Jesús quien primero se acerca a mí, a la orilla del lago de mi vida, y me mira, y pronuncia mi nombre. Sólo después doy mi respuesta, cuando me siento mirado, escucho mi nombre y la invitación a seguirle…
¡Esa armonía a dos voces se la hemos cantado hoy al Papa Francisco!

Conmuévete… ¿a qué esperas? ¡El Papa Francisco ya es original!

Fernando, estusiasta de Carlo

Estoy todavía aterrizando y asimilando todo lo vivido el pasado sábado cuando fui invitado a participar en el estreno del musical dedicado a la figura de Carlo Acutis en el “Teatro Alkázar” como plato fuerte del inicio de curso pastoral en la Diócesis de Plasencia, marcado este año por el Jubileo de Roma y en el que el Papa Francisco canonizará en el verano del año que viene, en el mes de Julio a este chico, Patrono de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa del pasado verano que ha revolucionado a la juventud con su ejemplo de vida y profundo amor a la Eucaristía.
Como digo, se me acumulan las emociones, pues nada más llegar al teatro donde durante dos horas y media se representó la obra, fui invitado a la adoración al Santísimo Sacramento por parte del señor obispo, Don Ernesto Jesús Brotóns Tena y el resto del reparto en el que destacaba Jorge Mora Huerta, seminarista de la Diócesis de Cuenca, que tuvo un detalle (junto con Carlo) que jamás olvidaré.
Reí, lloré y saqué la adrenalina que llevaba dentro y di las gracias por haber sido testigo privilegiado de todo esto que me prepara espiritualmente para enfocar el año de su canonización con mucho ánimo.

Iglesia siempre: ¡gracias, Plasencia!

Iglesia siempre: ¡gracias, Plasencia!

San Pablo podría haber escrito una carta a los placentinos, y habría empezado como la primera carta a los tesalonicenses: “gracias a Dios por vosotros, por la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor…”

He ahí una Iglesia, la comunidad en Plasencia de los que siguen a Jesús, unida por ese mismo Jesús a la misma Iglesia de Cuenca que va a anunciar el Evangelio con la fuerza que sólo el Espíritu Santo da…

Porque en la economía de Dios, “al que tiene, se le dará” y nos traemos más de lo que os dejamos… Os dejamos emociones y nos traemos testimonios vivos; os dejamos belleza y nos traemos admiración por vuestras catedrales; os dejamos música y nos traemos la armonía de ser un sólo discipulado de Cristo…

Los detalles en la acogida, las sonrisas de vuestro servicio, tantos grupos (scout, juventud, parroquias, colegios…) aunando esfuerzos, un obispo que recoge los platos (los suyos y los de los otros…) ¿Por dónde empezar a dar(os) las gracias?

Llevamos un musical y nos trajimos una Iglesia viva, una comunión en un mismo Espíritu. Gracias. 

Con san Pablo os decimos que “sabéis muy bien que nuestra visita no fue inútil” y que el deseo de volver a encontrarnos y hablar de Carlo se ha acrecentado. Carlo, ese santo que nos atrae para Jesús y que amaba tanto a la Iglesia (“criticar a la Iglesia es criticarnos a nosotros mismos”) nos ha enseñado por vosotros el don que significa ser uno en Jesús. 

De nuevo, ¡gracias! 

Y también ¡hasta pronto!

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